Si tuviera que vivir en un pueblo donde Febrero, temido espíritu del frío y oscuridad, se ha instalado durante más de novecientos días, en este lugar la tristeza es infinita y desaparecen niños, ¿hasta dónde estaría dispuesto a llegar para derrocarlo?
Un vecino del lugar, llamado Thaddeus sufre la brutalidad de Febrero: su hija Bianca desapareció, y en su cama ha dejado un rastro de perfume a miel y humo. Pero Thaddeus liderará la guerra contra Febrero, quien, junto a la muchacha que huele a miel y humo, ha cubierto el pueblo de nieve, de lamentaciones, de musgo y de capas de gris infinito.
Ya se sabe que en tiempos de guerra la fortuna ayuda a los audaces, por lo que Thaddeus despliega una serie de ingeniosas tretas contra Febrero: agujeros en el cielo para recuperar el sol, cajas de luz, pértigas gigantes que empujan a las nubes, incluso finge que es verano…