La firmeza y el crujido de la manzana gala son inigualables, haciendo de cada mordida una experiencia refrescante.
Su pulpa, de un color blanco cremoso, mantiene su textura aún después de ser cortada, lo que la convierte en un ingrediente ideal para platos que requieren frescura y durabilidad.
Esta manzana es perfecta para llevar en la lonchera, añadir a una ensalada de frutas o usar en la preparación de tartas y otros postres.